Sol mayor de Maikel Ramírez

Fotografía: Alexis Pérez-Luna












ADIOS, ZOMBI, ADIOS
         Cuando por la televisión informaron sobre la propagación del virus zombi, mi hermana y yo no pudimos sino maldecir nuestra mala suerte.  Escopeta en mano, salimos al patio para encarar nuestro infortunio con determinación y, me temo, que hasta con aires de nostalgia. No tuvimos que esperar un largo rato para ver su cabeza abriéndose paso entre la sábila que forraba aquella parte de nuestro jardín. Fui yo el primero en apuntar hacia su cráneo, luego lo hizo mi hermana. Fue duro, sobre todo por el método, pero tuvimos que asesinar nuevamente a papá.

PROMETEO EN CADENAS DE ADN
Severa y atroz, la condena del juez pesó en las entrañas de Francisco Vargas, el acusado: lo clonarían para que cumpliera sus años a cadena perpetua.

EL ESPECTRO
De cara a la luz, le horroriza que su sombra se le adelanta. Entonces gira la lámpara y el colorido espectro se desvanece.

CAPERUCITA ROJA RELOADED
“It´s evolution, baby”
(Pearl Jam: Do the evolution)
        
Atribulado por la suerte que correrán la Caperucita Roja y la abuela, el cazador remonta la colina que conduce a la cabaña donde pronto comparecerá el feroz lobo. Sortea con desafuero el río que amenaza con engullirlo hasta su vientre húmedo; aún resta atravesar la maleza detrás de la cual se eleva una humarada proveniente de la chimenea de la casa. De cara al sol, el cazador desenfunda su  rifle radiante y aguza sus sentidos para hacer fuego certero sobre la bestia. Pero dentro de la vivienda encuentra a la pequeña y a la anciana entre agudos sollozos y ceños patéticos, porque, como explican entrecortadamente,  los lobos se han extinguido y ya no podrán proporcionarle un final feliz al consabido cuento de hadas.

EUROPA
Frente a nosotros, el soberbio contorno de Júpiter, y a nuestros pies, una maciza placa de hielo que penetraríamos, según nuestros cálculos, en una semana.  Nuestra misión había aterrizado sobre la superficie de Europa cargada de optimismo ante  la posibilidad de encontrar nuevas formas de vida agazapada debajo de aquella capa congelada. Por mi parte, el entusiasmo, o la ansiedad, tomaba la forma de inspeccionar constantemente el funcionamiento de nuestros sumergibles, cuya capacidad para resistir la presión de aquellas profundidades remotas precisaba la perfección. Descendimos al cabo del tiempo estimado. Interesará saber que allí yacían esqueletos que, de acuerdo a su estructura ósea, podían ser agrupados en pares. Interesará saber, sobre todo, que aquellos organismos flotaban esparcidos dentro de una desconcertante y colosal arca de madera. 

A LAS 6:00 EN PUNTO
         La reaparición de su vieja gastritis hace que hoy llegue a casa tres horas más temprano de lo que suele hacerlo. Por suerte, ha podido aprovechar que un compañero de trabajo lo trajera hasta la urbanización donde vive desde hace apenas un año. “papito lindo”, reconoce la voz de su esposa del otro lado de la puerta, mientras él le da la última vuelta a la llave.  Un beso apasionado sella el feliz recibimiento después de una mañana en la que estuvo aquejado por náuseas y escalofríos que auguraban un posible desmayo. Camina hasta el patio para saludar a su basset hound, que, como siempre, solo para de ladrar cuando recibe las primeras caricias en sus orejotas. Un hueco recién iniciado en el jardín le llama la atención “Sandra y sus plantas”, piensa con ternura. Sigue hacia el dormitorio para cambiarse de ropa, pero antes de hacerlo tiene la impresión de que algo falla con el reloj de pared. En efecto, advierte que las manecillas giran frenéticamente. En los pocos segundos frente al aparato, este se ha movido desde las 3:00 hasta las 4:00. Acerca su boca y sopla con fuerza en caso de que el problema sea una simple acumulación de polvo, pero esto no funciona. Cavila sobre qué hacer mientras la aguja ya apunta las 5:10. Golpea el aparato a ver si alguna pieza floja regresa a su lugar, pero el reloj sigue su obstinada marcha hasta las 5:40. Irritado, intenta forzar las manecillas, pero su fracaso le recuerda a Don Quijote embistiendo los molinos de viento. En un abrir y cerrar de ojos, observa con perplejidad como el reloj marca las 5:55. Así que  decide salir a preguntarle a su esposa qué demonios le pasa a aquel aparato, pero se detiene a penas pisa la puerta, porque ve a su mujer acariciándose impúdicamente con otro hombre en el patio. Al lado de estos, entrevé la existencia de un hoyo profundo y recién excavado. La mujer se aparta cuando escucha un ruido de llaves en la puerta principal, mientras que el hombre se oculta, empuñando un cuchillo. A las 6:00 en punto, él, con el estómago en ebullición,  da el último giro a la llave y ella suelta el dulce saludo “papito lindo”. 

SOL MAYOR 
Afina su guitarra por medio de la vibración que suelta cada una de las seis espigadas cuerdas, mientras que su nave sigue la trayectoria programada desde hace meses. Tras un repertorio de canciones nostálgicas que le recuerdan a sus padres, decide ejecutar la canción de Oasis que tanto lo devuelve a su adolescencia, Don´t look back in anger. Un breve titubeo es el preludio para iniciar con un DO hasta terminar la introducción con el FA (disfruta esta parte porque sabe que es un descarado calco de la obra maestra de John Lennon, Imagine). Su charrasqueo se aviva cuando arquea sus dedos nuevamente para posicionarlos en el acrobático DO y la pajuela transita sin estorbos las cuerdas de su encorvado instrumento musical. Pero ahora con terror se percata de que no podrá evitar el SOL mayor. Entiende que, por mucho que se esfuerce, es demasiado tarde para evadirlo.  Con desaliento, se resigna al hecho de que no hay forma de escapar de él. Reconoce que frente a sí aguarda un infausto desenlace. Horas después y en apenas unos pocos segundos,  el intenso calor arropa la extraviada nave y borra su cuerpo hasta lo imperceptible. Al cabo de un rato, no habrá ningún eco de la conocida melodía del grupo británico por aquel universo.






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