Qué sienta quien lee de Guillermo Bustamante Zamudio



Guillermo Bustamante Zamudio nació en Cali, Colombia. Profesor universitario, psicoanalista, narrador, antólogo. Fundó junto a Harold Kremer la mítica revista Ekuóreo, la primera dedicada a la minificción. Ha publicado Antología del Cuento Corto Colombiano (1994 y 2004), Los minicuentos de Ekuóreo (2003), Oficios de Noé (2005), Roles (2007), Ekuóreo: un capítulo del minicuento en Colombia (2008), entre otros.
Los textos de Bustamante Zamudio son elaborados, complejos, llenos de referencias intertextuales e ironía. La parodia, las series narrativas y la visión alterna son fundamentales en sus piezas. VR

ACERCA DE CIERTA INCOMPATIBILIDAD
Las almas no tienen peso y buscan cómo hacerse a la gravedad del ser. Por eso, cuando nace un cuerpo, el alma de turno --son muy ordenadas, pero ansiosas-- ya quiere encajar. Puede verse la cara de malestar del neonato, pues ambas entidades son de naturaleza distinta. El forcejeo encuentra una resolución transitoria, que se sella con un grito. El llanto del niño expresa un inútil desacuerdo con el acontecimiento. La batalla no tendrá fin mientras el cuerpo viva.

MIX (LITERA) TURA
Las letras de las páginas enfrentadas se mezclan cuando cerramos el libro. No nos damos cuenta, pues, cuando lo abrimos, de nuevo tienen algún orden. Lo que ocurre es que el gesto de cerrarlo, un tanto al desgaire, sacude las letras de manera aleatoria, mientras que el gesto de abrirlo, cargado de expectativa, las vuelve a poner en un orden que permite leerlas. Pero, como las expectativas no son iguales, los que leen el mismo libro, en realidad leen libros distintos... de ahí que pugnemos tanto por el sentido que ellos tendrían.
La expectativa de abrir un libro, acompañada de un cierto desdén, es la causante de las erratas.

NÁUFRAGO
Agotados los alimentos, los náufragos postergan el duro acuerdo hasta que el hambre empieza a interpelarlos. Entonces, deciden comerse entre sí, por turnos que zanjara el azar, lo cual da cierta atmósfera de igualdad de oportunidades. El último, privado de un compañero para compartir la mesa, de todas maneras come durante el lapso requerido por la carne para descomponerse.

Más tarde, el hambre regresa. Cuando se hace punzante, el hombre razona que, estando vigente el acuerdo, tiene que obrar en consecuencia y procede a comerse para poder sobrevivir.

TÍVOLA


"Podría estar encerrado
en una cáscara de nuez y sentirme rey
de un espacio infinito."
Hamlet

La tívola es un ave libre. No es que no pueda ser atrapada; es más: su mansedumbre es proverbial. Pero, en otro tiempo, cuando era enjaulada, su tamaño se reducía hasta que el nuevo ámbito al que quedaba sometida le resultaba tan espacioso como aquél del que había sido arrebatada. Quienes disfrutaban del vasallaje, la volvían a atrapar, con el fin de enclaustrarla, ahora sí de forma definitiva. Pero, de nuevo, se obraba la mutación y ahora la minúscula ave vivía libremente en una diminuta prisión dentro del encierro. Entonces, los cazadores dejaron de atrapar tívolas y devolvieron las encarceladas a su ambiente natural (donde adquirieron otra vez las dimensiones correspondientes).
Desde ese momento, empezaron a guardarles un venerable respeto, unido a la idea de que se habría restaurado cada vez la proporción entre la tívola y su medio, de haberse podido llevar a cabo el procedimiento de manera recurrente. Esta imagen impidió a los hombres volver a la tranquilidad y los puso a recelar de su propia circunstancia, a mirar con aprensión en derredor.

BATALLA FINAL (VERSIÓN NO CINEMATOGRÁFICA)
El ejército retornó victorioso: la tecnología había aplastado a aquel pequeño país que osaba esgrimir su sentido del mundo como el mejor. Miles fueron dados de baja, mientras que sólo unos cuantos de los innumerables visitantes no retornaron.

Pero el fin de la batalla no saldó la diferencia entre estas cifras que, con el paso del tiempo, se reduce constantemente: los soldados ganadores se quitan la vida, uno a uno, en otra batalla en la que, de nuevo, se dirime el sentido del mundo.

DEUS EX MACHINA
La necesidad obligó a los primeros hombres a diseñar los oficios. Las condiciones de los materiales y las leyes de la mecánica les hicieron ajustar, faena tras faena, los procedimientos. Ensayo y error perfeccionaron los detalles. Eliminada la contingencia del lado de las cosas, restaba eliminarla del lado del trabajo. Y sí: los primeros hombres se aplicaron con precisión a las labores mediadas por instrumentos. Lo hicieron de manera tan precisa que se fueron difuminando a medida que se incorporaban a los instrumentos. Es lo que hoy en día llamamos máquinas.

VENTURA II
Mirando su mano con ojo experto, la gitana, dedujo rápidamente: --Tendrás vicisitudes próximas a la muerte y, sin embargo, tendrás una larga vida.
A él le molestaba que, frente a las contingencias de la vida, alguien pudiera ubicarse con semejante certeza. ¿Valía la pena vivir una vida cuyo sentido y duración estaban predeterminados? Para demostrar que tales augurios no eran más que habladurías, resolvió quitarse la vida, ahí mismo, frente a la gitana. Se lanzó por la ventana, pero cayó como si sólo hubiera dado un paso. Recorrió, uno a uno, los expedientes de quienes se propinan la muerte, pero siempre salió ileso, sin un rasguño.
Cansado de intentarlo en vano, siguió con su vida y murió ya anciano.

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