De: La ciudad de los amores breves de Orlando Romano


NADA ES IGUAL
     La gota de lluvia baja raudamente por el vidrio del ventanal, como si desesperara por suicidarse. Cuando él estaba conmigo estas cosas tan tristes no ocurrían.

LO QUE TÚ ME DISTE
     Me hiciste creer en el amor, en la bondad de las personas, en lo maravilloso que es estar viva. Me convertiste en la mujer más dichosa del mundo… Te odiaré hasta la muerte por eso.

EL UNICO CAMINO
     ―Me siento muy presionada, Tomás. Mi familia piensa que eres un jugador, bebedor y mujeriego. Mis amigos dicen que eres una muy mala persona y mi psicoanalista asegura que no me convienes. Debo tomar una decisión.
     ―¿Qué harás, entonces?
     ―No tengo otra salida: no los veré nunca más.

TANTO AMOR
     Lo amo hasta las lágrimas, hasta la desesperación, hasta la locura, hasta la muerte…, hasta mi próximo hombre.

APARIENCIAS
     ―Muy bien, Adriana, me queda claro que no deseas tener nada conmigo. ¿Es que acaso tengo el aspecto de un mal hombre?
     ―Para nada. Y tampoco tienes el aspecto de un hombre.

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