Pedro Rangel Mora. Del reino del Demonio

XV. La voluntad de Dios El presunto asesino corre con la increíble agilidad que el miedo le otorga. El policía lo sigue impulsado por el goce de la sensación de tortura que encontrará la confesión. El placer siempre vence al miedo.

XXI. Noches de perro Soñé con unas agujas de reloj persiguiéndome. Corría desesperado evadiendo el segundero, saltando el minutero, pisando la aguja chica. Al día siguiente cambié el reloj por uno digital, y esa noche me soñé caminando, trotando, corriendo sobre los números al rotar, sin poder parar, jadeante, desesperado.

Al día siguiente salí sin reloj, y el la noche me soñé sobre una mesa blanca, infinita, inmóvil. Al día siguiente disparé a mis tres perros.

XXIII. Táctica infalible El suicida ataca ferozmente a su enemigo. Sabe que toda agresión siempre acarrea una respuesta mayor.

LVII. La lotería genética Tenía una vida muy feliz, hasta que se dio cuenta de que pudo no haber nacido.

Desde entonces vive angustiado por "la muerte del no nacer".

CXII. El contorsionista Sólo sé que puedo probar sin margen de error lo improbable.

CXXVI. Don de gente De tantas humillaciones hay quienes se convierten en monstruos. Mientras quienes los humillamos seguimos con nuestros trajes de corderos.

CLXI. Sabios Firmado el armisticio conmigo mismo, decidí(mos) hacer un largo viaje a Oriente para conocer(nos).

CLXXXVII. Crimen perfecto Ramón Pino, el abuelo, tuvo un sueño muy vívido: vuela sobre las montañas, entre nubes, pasa los llanos y sus ríos, hasta llegar al fin a los techos rojos de Caracas. Allí entra por el patio central de una casa a oscuras y asesina a puñaladas al General Juancho Gómez, hermano del dictador. Desanda el camino y despierta al amanecer en su casa del páramo, con la sensación abrumadora de estar machado de sangre y de muerte. Por la tarde se entera de que Juancho Gómez había sido asesinado a cuchilladas en la noche, y nadie se explica cómo burlaron la seguridad de la casa. Hasta el sol de hoy, casi un siglo después, el crimen no ha sido resuelto.

CLXXXVIII. Plagio Un día, cuando publiqué un cuento junto a mi foto a tres columnas en el diario, fui a una fiesta y una hermosa muchacha se me acercó a hablarme de la historia, fascinada.

Para mi asombro era muy distinta a la que yo había publicado, pero era tan interesante que nunca la olvidé. Y como según ella me pertenece, se las estoy contando bajo mi firma.

CXCII. María Fue malcriada por sus padres hasta la exasperación de todos. De enderezarla se encargaría el tiempo, una realidad poco maleable, pérdidas, dolores que ya adulta no sabemos qué lograron, porque su máscara ahora es perfecta.

CCXXIII. Cinéfilo Dios es el más grande espectador de la condición humana. Somos seis mil quinientos millones de películas que disfruta a un mismo tiempo.

CCLXII. La felicidad ¡Cómo voy a ser pesimista, si hay tantos libros buenos que no he leído! CCLXXVIII. Lucidez Se sabe agrimensor de un mundo que no se puede medir, buzo en el desierto del Sahara.

CCCV. El hombre realizado Soy mejor que todos , más inteligente, más hermoso, más rico, mejor amante. En definitiva, más elocuente.

Vendo humo como tantos otros, pero lo vendo mejor, hasta el punto de que la gente me lo agradece, me besa las manos.

CCCXI. Destino Después de arrastrar conmigo por cincuenta años, de cargar mi peso muerto colgando de mi cuello, aprendí a aceptarme. Ahora camino, "ligero de equipaje", sabiendo que un día mis manos apretarán finalmente mi garganta. 


Pedro Rangel Mora (2010). Del Reino del Demonio. Caracas/Mérida: Bid&Co/Universidad de los Andes

Tomado de: EL NACIONAL - Sábado 20 de Noviembre de 2010 Papel Literario/3

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